Juan José Arteaga.
Capitulo 1: Etapa Formativa
Espacio Original y su Gente
El Uruguay entra en la historia en 1516, cuando el piloto mayor del Reino Juan Díaz de Solís, descubre el Río de la Plata buscando un paso, una ruta que lo condujera hacia Oriente.
Lógicamente, cuando hablamos de Uruguay, señalamos un concepto y una realidad geográfica surgida en el siglo XIX, con la formación del Estado. Antes fue un espacio más amplio: La Banda Oriental del Río Uruguay, con el limite oriental del Océano Atlántico y la Linea de Tardecillas, fijada entre España y Portugal en 1494, sólo dos años después del descubrimiento de América.
Antes aún comenzó el dialogo entre el ser humano y el espacio. De acuerdo con las modernas dataciones, hace aproximadamente 10000 años que el territorio del actual Uruguay estaba habitado por pueblos cazadores y recolectores que llegaron del norte a través de los ríos Paraná y Uruguay o bordeando la costa atlántica y platense.
Geográficamente se considera al Uruguay un territorio de transición entre la meseta brasileña y las llanuras argentinas; presenta una superficie ondulada, separada por relieves más altos e inclinados conocidos como cuchillas. Estas constituyen las divisorias de agua de las principales cuencas hidrográficas, bordeadas de bosques y entre ellas, se extienden campos de gran fertilidad cuyos pastos naturales fueron y son el sustento de la gran riqueza ganadera que se desarrolló a partir del siglo XVII.
El territorio esta formado por una antiquísima meseta de basamento cristalino, desgastada por la erosión fluvial y eólica, cuyos ejes orográficos son la Cuchilla Grande y la Cuchilla de Haedo, separadas ambas por el valle del Río Negro.
La costa atlántica es baja, con extensas playas y medanos y también lagunas litorales frecuentes. Las aguas que rodean al litoral del Uruguay son poco profundas, por ser muy extensa la plataforma submarina que prolonga las tierras continentales más de 100 Km aguas adentro.
Si se analiza la orografía, la vegetación, la fauna y el clima de la Banda Oriental, se deduce que no constituye una unidad independiente. El territorio esta unido por formaciones de colinas y sierras con las regiones del actual Brasil, y por la formación de llanuras, con la región pampeana y mesopotámica de la Argentina.
Cuando España descubre América y comienza en el marco de la modernidad europea la gran era de la expansión atlántica, la Banda Oriental estaba poblada principalmente por guaraníes y charrúas. Los primeros eran uno de los grupos más difundidos en América meridional. Se extendieron desde el plata hasta el amazonas ocupando gran parte del Brasil actual. Eran agricultores semisedentarios, buenos navegantes, alfareros y practicaban la antropofagia ritual. Cada tribu contaba con un cacique elegido en Asamblea. El cacique era el depositario del poder pero no el dueño. Podía ser destituido por la misma asamblea que lo había elegido. Los guaraníes aportaron la llamada lengua general , que sería utilizada como medio de comunicación entre los europeos y los indígenas.
Los charrúas, por otra parte, eran nómadas, indómitos guerreros, cazadores y pescadores. Se ubicaron principalmente en el litoral, Entre Ríos y la Mesopotámia argentina, en el Uruguay actual y en el Brasil en el Estado de Río Grande del Sur. Se les considera los indígenas del Uruguay por excelencia y todavía hoy cuando se habla del fútbol uruguayo se hace referencia a una supuesta “garra charrua”, para caracterizar la mezcla de ingenio y fuerza que caracteriza al deporte nacional.
Sin embargo la influencia guaraní – Misiones Jesuíticas mediante – fue más profunda y duradera. Durante los siglos XVII y XVIII los guaraníes fueron evangelizados por los sacerdotes de la compañía de Jesús, constituyendo una de las experiencias de transculturación más profundas del período hispano en América. Las reducciones estaban ubicadas en ambas márgenes del alto Paraná y el alto Uruguay, ninguna en el actual territorio del Uruguay, pero los siete pueblos de las Misiones Orientales - que tuvieron su período de auge en la primera mitad del siglo XVIII- formaron parte esencial de la Banda Oriental.
Sus aportes mas significativos estuvieron referidos a la introducción y dispersión del ganado vacuno en la Banda Oriental; a la formación de las estancias de los pueblos al norte del Río Negro y de la “Vaquería del Mar” sobre el Atlántico; a la contribución demográfica ya que el indio misionero fue elemento constitutivo de la sociedad rural y del tipo gaucho en particular y por último, de la divulgación regional del consumo de la yerba mate., Fueron los Jesuitas como lo señala Fernando Assuncao,, los que lograron universalizar dicha infusión, convertida desde el siglo XVIII hasta el presente en la bebida nacional Uruguaya, a pesar de que dentro de las fronteras del Uruguay independiente no se cultiva. Basta recordar que las Misiones Orientales, hoy en el actual territorio del Estado de Río Grande del Sur ( Brasil), constituyeron las zona más rica en esta producción.
La Ocupación del Territorio
Las Primeras Experiencias.
Años después de la expedición de Solís y de su muerte en la costa uruguaya por manos de los tupí-guaraníes, pasaron por el Río de la Plata las expediciones de Magallanes-Elcano (1520) y Loayza (1525). La primera había logrado concretar la hazaña de llegar a las islas de las especias por América. – los portugueses ya habían abierto la ruta de África – y circunvalar el Mundo.
El veneciano Sebastián Gaboto, sucesor de Vespucio y Solís, en el oficio de piloto mayor del reino, recibió capitulación de Carlos V en 1526 para ir a Oriente por el estrecho magallánico y sin tocar tierras portuguesas. Pero Gaboto desobedeciendo lo ordenado, desembarcó en Pernambuco, donde los portugueses le revelaron que el Río de Solís conducía a la Tierra de la Plata, al fabuloso imperio del Rey Blanco. Gaboto decidió entonces explorar el Río de la Plata y buscar el camino de la riqueza.
Con el mismo objetivo, un grupo de armadores envió una flotilla al mando de Diego García, que llegó al Río de Solís en 1528, y en el curso del Paraná se encontró con Gaboto. García era uno de los sobrevivientes de la expedición de Solís.
Ambas expediciones fracasaron en su principal objetivo, obteniendo solo penurias y muertes, pero a ellas se deben los primeros intentos de poblamiento de la Banda Oriental y a la adopción del nombre de Río de la Plata para llamara al estuario que hasta entonces se conocía como Mar Dulce o Río de Solís.
Quedaba el sinsabor del fracaso. El espacio platense no aparecía como un atractivo en si mismo, sino como un camino hacia las riquezas del Alto Perú.
Al regresar Gaboto a España en diciembre de 1529 finalizaba el ciclo explorador en el Río de la Plata y daba paso al período de penetraciones, conquistas y fundaciones.
La conquista propiamente dicha comenzó con la expedición de Pedro de Mendoza, quién en 1516 fundó Buenos Aires ( Abandonada en 1541 y refundada en 1580).
La fundación de Asunción en 1537 y la de otras ciudades como Santa Fe, Corrientes y Santa Cruz de la Sierra, indica la línea de penetración hacia el interior del continente, hacia la Sierra de la Plata, que prosiguió a favor de los españoles, Pizarro mediante, a través de Panamá y el Pacifico, hasta alcanzar la riqueza del Potosí.
Establecido el gran centro del Perú, este determinó que el eje de dominio político de España en América del Sur se vertebrara hacia la vertiente del Pacífico, con Lima como centro administrativo
En este sentido el área platense situada a las espaldas del Perú, aparecía como un patio interior que necesariamente había que cuidar y defender ante una posible penetración portuguesa. Así nació la vocación de frontera defensiva de la Banda Oriental, que paso a paso fue adquiriendo importancia estratégica como espacio de enfrentamiento entre los imperios español y portugués.
La segunda característica de la colonización de la Banda Oriental es que el ganado precede al hombre. Fue la riqueza pecuaria, desarrollada espontáneamente, lo que dio interés a este territorio, considerados por los conquistadores “ sin ningún valor” por carácter de metales preciosos y mano de obra indígena, y convertido en una “mina de cuero” a fines del siglo XVII.
El ganado de la Banda Oriental tuvo por origen, por un lado las introducción realizadas a principios de ese siglo (1611) por Hernando Arias de Saavedra, gobernador de Asunción, y por otro lado, las misiones jesuíticas.
Así como la libre reproducción del ganado, sin que mediara el trabajo humano, convirtió la tierra baldía e inexplorada en la “banda vaquería”, verdadera “mina” de carne y cuero, esta nueva riqueza convocó el interés económico del europeo, fueran faeneros, bandeirantes o piratas; la fundación de La Nova Colonia do Sacramento en 1680, en una pequeña ensenada en el Río de la Plata, puso el tema de la soberanía en la mayor actualidad y obligó a España a encarar seriamente el poblamento orgánico de la Banda Oriental.
Previo a él, surgió en la pradera y la vaquería el prototipo humano característico del Río de la Plata: el Gaucho o gauderio.
La pradera libre, el ganado sin dueño y la vaquería, como el acarreo del ganado vacuno o la conducción para su sacrificio constituyeron el hábitat den el cual – desde el siglo XVII- se reunieron vagabundos, marineros, perseguidos por la ley, mozos criollos holgazanes, mestizos, indios y amantes de la vida libre, sin patrón, sin familia, el elemento social que formó al gaucho, hombre de a caballo, individualista y valiente, parte de una economía depredadora del ganado, elemento anárquico, diestro en la faenada y cuereada, hombre de frontera en múltiples aspectos.
LOS IMPERIOS SE ENFRENTAN: LA DISPUTA POR LA COLONIA
Con la fundación de la Colonia de Sacramento por Portugal, la Banda Oriental entró de lleno en la política internacional.
Restaurada la monarquía portuguesa en 1640, con el advenimiento de la dinastía de Braganza, y rota la unión ibérica, Lisboa emprendió una larga guerra de liberación contra España, que culminó con la Paz de 1668, obtenida por mediación inglesa. La frontera con Brasil había quedado determinada por la batalla de Mbororé. Los indios guaraníes y tapes habían adquirido conciencia de sus tierras y libertades. Patrullas de indios misioneros recorrían permanentemente la Banda Oriental, mientras el ganado cimarrón se reproducía.
La fundación de Colonia del Sacramento no constituyó un hecho aislado. Era parte de una política expansiva de la corona lusitana, que consideraba al Río de la Plata como el limite natural de sus posesiones.
En su marcha hacia el sur Portugal fundó Sorocaba (1646) en el valle del Paraíba; Paranagua (1648) y Curitiba (1668), en el altiplano paranaense; Desterro (1662) en las Islas de Santa Catarina, y Laguna ( hacia 1676), en la costa atlántica más al sur.
Las dificultades físicas del tramo siguiente del litoral explican el salto dado en 1680 con la fundación de Colonia del Sacramento, frente a Buenos Aires, en tierras indudablemente española.
Años Después los portugueses trataron mediante otras fundaciones de garantizar las comunicaciones y el abastecimiento de Colonia, estableciéndose en Montevideo (1723) y Río Grande de San Pedro (1737). Del primer puerto serían expulsados por los españoles que al año siguiente fundaron el fuerte de Montevideo, luego ciudad amurallada, en torno a la cual creció y se definió el Uruguay Independiente. Desde la segunda ciudad,. Aficada junto a la desembocadura de la Laguna de los Patos en el Océano Atlántico, se desarrollaría la expansión portuguesa de la segunda mitad del siglo XVIII, que formará el actual estado brasileño de Río Grande del Sur.
Desde 1680 hasta que en 1777 el tratado del San Ildefonso la devuelve definitivamente a España, Colonia de Sacramento fue causa de discordia entre los dos imperios y temas recurrentes en las chancillerías europeas.
Portugal, monatquia militarmente más debil que su vecino iberico, demostró sin embargo gran habilidad diplomática para retener Colonia en los tratados, luego de perderla en los campos de batalla. A su favor definió una supuesta indefinición de la frontera fijada por el Tratado de Tordecillas (1494) y su mejor conocimiento del territorio, dado por la acción de las bandeiras de apresamiento que proliferaron en el período de la unión iberica (1580 – 1640).
Brasil desarrolló una frontera pionera y Uruguay una defensiva, cuya máxima expresión fueron las Misiones Orientales del siglo XVIII, el verdadero “antemural” de la soberanía española.
El interés económico de Colonia estaba claro, abrir la llave de la plata altoperuano por medio del comercio ilícito con Buenos Aires, asunto que los portugueses contraían con el interesado apoyo de Inglaterra, potencia marítima con la que Portugal formalizó una estrecha alianza por el Tratado de Methuen (1703).
Vale recordar brevemente las trágicas vicisitudes internacionales experimentadas por Colonia, fundada en enero de 1680 y ocupada por un ejercito hispano-guaraní en agosto del mismo año.
Carlos II, el Hechizado devolvió el enclave a Portugal por el llamado Tratado Provisional, suscrito en Lisboa el 7 de mayo de 1681, aunque la entrega apenas se concretó en 1683.
Al fallecer el último Habsburgo sin herederos, llegó al trono español el primer borbón: Felipe V (1700-1746), lo que provocó la guerra de Sucesión, que por el sistema de alianzas conmovió a toda Europa y América.
Buscando apoyo para su trono, Felipe V suscribió, el 18 de Junio de 1701, un tratado llamado de Alianza con Portugal, por cuyo articulo 14 “cede y renuncia a todo y cualquier derecho que pueda tener en las tierras sobre que se hizo el Tratado Provisional entre ambas Coronas, el 7 de mayo de 1681, y en que se halla situada Colonia del Sacramento....”
Al años siguiente Felipe reaccionó ante su error y dio instrucciones al embajador en Lisboa para que procurara “con toda destreza y maña”, que pudiera anular la conseción otorgada en 1681 y ratificada en 1701.
Ero, mientras tanto estalló la llamada Guerra de Sucesión Española, y la diplomacia inglesa, aliada con Austria, Saboya y Holanda contra España, apoyada por Francia y Babiera, logró incorporar a Portugal a su coalición, subscribiendo en 1703 el referido Tratado de Methuen.
Felipe V instruyó entonces al virrey del Perú, conde de la Moncloa, para que desalojase a los lusitanos de la Colonia, cosa que tuvo lugar en 1705 con el reiterado apoyo militar del ejercito jesuítico-guaraní.
Durante 10 años el enclave fue abandonado hasta que, concluida la Guerra de Sucesión con el reconocimiento de Felipe V en el trono de España e Indias, España y Portugal suscribieron el Tratado de Utrecht, el 6 de febrero de 1715, por el que nuevamente se devolvía colonia y su territorio a Portugal ¿ De que territorio se trataba? España reaccionó tardíamente pero interpretó que ese territorio no podía tener mayor alcance que el disparo de un cañón lanzado de la fortaleza de Colonia del Sacramento.
La tercera tentativa hispana contra Colonia se produjo entre1735 y 1737, cuando todo parecía indicar que Madrid y Lisboa disfrutaban de un período de acercamiento y paz provocado por la alianza matrimonial de sus respectivos herederos. En 1735 se produjo un incidente menor por el cual ambas monarquías rompieron relaciones diplomáticas.
Las mayores hostilidades se produjeron en América donde el gobernador de Buenos Aires puso sitio a Colonia durante 23 meses, sin poder rendirla. El asedio duró desde Octubre de 1735 hasta septiembre de 1737, y terminó por el armisticio celebrado en París.
Este nuevo capitulo de la rivalidad por la posesión de Colonia tuvo una importante consecuencia: un socorro enviado en 1737 a Sacramento por el gobernador de Río de Janeiro, Gomes Freire de Andrade, bajo la dirección del brigadier José da Silva, no pudiendo recuperar Montevideo, dio lugar a otro encargo, la fundación de Río Grande de San Pedro.
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