El plano irregular
El plano irregular no tiene una forma definida, sino que posee una
estructura caótica y anárquica, las calles no siguen un orden previo y
se presentan desordenadas, siendo con frecuencia estrechas, sinuosas y
retorcidas, generando una percepción del espacio similar a un laberinto.
Con frecuencia las calles ni siquiera mantienen una misma anchura a lo
largo de su recorrido, variando también la altura de los edificios. Todo
ello es consecuencia de la no existencia de una planificación o
regulación en el proceso constructivo.
Este plano surgía, bien de forma natural, producto de un crecimiento orgánico, como ocurría en la mayoría de las ciudades medievales de la Europa cristiana, donde el burgo se adaptaba a la topografía existente; o bien como consecuencia de una forma concreta de concebir la sociedad y la vida familiar derivada de unos principios religiosos que marcaban el urbanismo, como ocurre durante el Islam medieval.
En aquella época no existían medios de transporte modernos como los vehículos o tranvías que hubieran exigido una planificación de los espacio y una mayor amplitud de las calles, por otra parte la mayoría de las urbes estaban encerradas por una muralla, lo que propiciaba un trazado denso y apelmazado, en el que no había mucho lugar para los lugares abiertos y amplios, al tratarse de aprovechar el espacio al máximo.
En general, en la actualidad este plano irregular pervive en los cascos históricos de la mayoría de las ciudades europeas e islámicas e implica graves inconvenientes para el desenvolvimiento normal de la vida urbana, especialmente para el desarrollo del tráfico, ya que la estrechez de las vías y la ausencia de calles rectas, así como en ocasiones la conservación de la muralla, limita los desplazamientos y ayuda a congestionar la ciudad. Sin embargo, a nivel histórico y cultural, y sobre todo turístico, la conservación de tales ciudades resulta importante.
La ciudad medieval cristiana
No hay un
plano específico de la ciudad medieval europea, por el contrario en ella
podemos encontrar los tipos más variados. El rasgo unificador de la
mayoría de las ciudades medievales -salvo excepciones como las bastidas
del sur de Francia- es que son producto de un crecimiento orgánico y no
planificado: así la herencia de la anterior urbe romana propició el
desarrollo de algunos núcleos con plano ortogonal,
que como Florencia o Turín se desarrollaron de forma natural sobre el
trazado previo latino; por otro lado, la disposición de la ciudad a
partir de una gran vía de comunicación derivaba en el surgimiento de planos lineales como ocurrió en muchas de las ciudades y pueblos del Camino de Santiago; por último, no era infrecuente el desarrollo de un plano radiocéntrico,
el caso de Amsterdam, al disponer la ciudad medieval de edificios y
espacios, como la catedral, la plaza o el ayuntamiento, que
centralizaban la vida de la ciudad y desde cuya situación central
partían de forma improvisada las calles hasta la muralla. Y es
precisamente el carácter orgánico y natural del crecimiento urbano, lo
que propiciará el predominio del plano irregular en la mayor parte de
las ciudades medievales. Estas se adaptaban al emplazamiento físico
escogido, generalmente en una posición defensiva que buscaba lugares
inexpugnables o de difícil acceso, con una topografía complicada e
irregular: colinas y montañas, islas y cabos, cauces de ríos en lugares
de confluencias o meandros que permitían su uso como fosos, etc. Estas
localizaciones dificultaban su desarrollo y condicionaban su
crecimiento, determinando la morfología urbana. A esto habría que añadir
la existencia de una muralla que rodeaba el burgo y que reducía el
espacio para la expansión urbana.
La ciudad se
veía además constreñida por una muralla que rodeaba el burgo. En el
interior sin embargo, había edificios a partir de los que se organizaba
la ciudad, la catedral como edificio religioso, o el palacio municipal
como edificio de la autoridad civil. En torno a ellos surgía la plaza
que era utilizada para el desarrollo del mercado. La preeminencia de
esos edificios, que destacaban en altura y tamaño y que solían ocupar
una situación céntrica, arteriaba una ciudad, que solía conformarse
como un todo homogéneo, con sus callejuelas estrechas y retorcidas,
construidas para circular a pie, con sus edificios bajos, aunque con el
tiempo se sucedieron las distintas plantas. Muchas de las calles no
estaban preparadas para el tráfico aislados, eran calles de pocos metros
de ancho repletas de casas y talleres artesanos.
Centro Histórico de la ciudad de Siena Italia |
Acerenza, en la Calabria italiana, es un típico enclave medieval. Asentado en una elevación a 800m de altura, se halla encerrado entre el río Bradano y el torrente Fiumarella. |
La ciudad islámica
Con la expansión del Islam desde el Atlántico hasta el Indo, los árabes
fueron fundando multitud de ciudades, marcadas todas por similares
patrones. La mayoría de ellas se ajustaban a un plano irregular, no
tanto por la falta de planificación y la tendencia al crecimiento
orgánico propio de las ciudades cristianas, sino como producto de los
principios religiosos y culturales que regían la nueva sociedad islámica
en construcción.
En primer lugar, supieron absorber buena parte de la
arquitectura de las civilizaciones anteriores del Oriente Medio, como
Egipto o Mesopotamia, de forma que los edificios se estructuraban a
partir de recintos cerrados hacia los que miraban las construcciones:
así ocurre en los palacios, las casas o las mezquitas, edificadas de
espaldas al exterior.
Además y por influencia religiosa, la sociedad
islámica apostaba por el ámbito privado, y la vida familiar y urbana se
retraía hacia el interior de esos espacios íntimos y personales. La
existencia de sus habitantes transcurría en el interior de sus casas, no
en la calle, porque el papel de la casa es central en la ciudad
musulmana. Las viviendas solían ser de una sola planta, cerradas por
terraza, siendo la ciudad un agregado de casas a las que se podía
acceder a través de las calles. Estas eran simples corredores que unían
dichos espacios habitables, especialmente estrechos -la regla de Mahoma
era de siete pies de ancho-, intrincados, tortuosos y laberínticos, a
veces cubiertos, convertidos en simples pasillos que conducen a las
residencias, pero que son de difícil acceso y sin personalidad alguna,
impidiendo la visión de conjunto y dificultando la orientación. Esta
concepción de las calles conllevaba la proliferación de adarves o
callejones sin salida, cuya única misión era el acceso a las viviendas.
De hecho, y como consecuencia, ni siquiera existían espacios públicos
abiertos como plazas o jardines, y tan solo el recinto de la mezquitas
hacía las veces en este sentido, tocada generalmente por una enorme
explanada interior. De hecho, el mismísimo mercado o bazar se
desarrollaba en las estrechas calles, estando a veces cubierto. La
sensación de laberinto se acrecentaba porque, al revés que en la ciudad
medieval cristiana, no existía un punto central del que partieran las
principales calles: había lugares públicos de importancia como la
mezquita o los baños, pero no eran determinantes en el desarrollo del
trazado urbano.
Fez. Marruecos |
Por todo ello, la trama urbana resultaba especialmente densa y compacta,
rodeada por lo general por una muralla con insignes puertas de acceso,
puertas que solían ser especialmente importantes a nivel urbanístico,
convertidas en vestíbulos de entrada a la ciudad, que terminaban
haciendo las veces de plaza. A un lado la medina, al otro los arrabales,
los barrios situados fuera del recinto amurallado.
Toledo es la capital de la
Comunidad de Castilla-La Mancha y una de las ciudades monumentales más
importantes de España. Se convirtió durante el Medievo y la Edad Moderna
en una de las principales urbes castellanas, aunque en la actualidad
apenas supera los 80.000 habitantes. Su situación estratégica entre el
norte y sur peninsular le confirió siempre una especial importancia a
nivel militar, comercial o de comunicaciones. Su casco antiguo se sitúa
en una zona elevada rodeada por el Tajo en buena parte de su trazado, en
lo que es un emplazamiento netamente defensivo. Aunque quedan vestigios
de la Toletum romana, que después fue capital del reino visigodo, la
Toledo antigua es una ciudad de trazado medieval e islámico que fue
conquistada por los musulmanes y después reconquistada por los
cristianos. Conocida como la "Ciudad de las Tres Culturas",
en ellas coexistieron importantes poblaciones de mozárabes cristianos,
musulmanes y judíos, alcanzando su explendor durante el reinado de
Carlos V, al ser sede de su corte.
A partir del siglo XVII iría
perdiendo paulatinamente su relevancia. La ciudad tenía un trazado
compacto al desarrollarse dentro de un recinto amurallado del que aún
quedan importantes restos. Dentro se desarrollaba una trama cerrada e
irregular, con calles estrechas y tortuosas marcadas por el trazado
clásico musulmán de corrales, adarves, callejuelas y plazuelas. En él se
ven también plazas y avenidas más amplias que corresponden a reformas
posteriores, ya de finales de la Edad Moderna y sobre todo del siglo
XIX.
Augsburgo, con sus 265.000
habitantes, es una de las ciudades más pujantes de la industriosa y
rica Baviera. La ciudad natal de Mozart o Bertold Brecht es además una
de las más antiguas de Alemania, fundada por los romanos como Augusta
Vindelicorum en la ruta que unía Roma con Germania, la Vía Claudia. Se
desarrolló en el Medievo sobre el plano clásico irregular medieval y
encontró una enorme expansión urbanística en el siglo XV y XVI, momento
en que se convirtió en uno de los principales centros económicos y
financieros de Europa. Siguiendo el trazado medieval, que incluía un
recinto amurallado del que se conservan algunos restos, florecieron
grandes casonas y palacios propios de la gran burguesía floreciente, que
incluía a algunos de los mayores banqueros de la época, es el caso de
los Welser o los Fugger,
los prestamistas del Papa y Carlos V. Especialmente los Fugger hicieron
de mecenas en capillas e iglesias, levantaron palacios y promovieron
algunas de las ampliaciones realizadas a principios del siglo XVI en la
ciudad medieval -como la realizada en el suburbio de San Jacobo-, pero
su más destacada aportación fue la construcción con espíritu
filantrópico de la Fuggerei, el primer complejo de viviendas sociales
construido en Europa. Con calles rectílineas y algunos servicios
comunes, se hallaba incrustado en el casco viejo y todavía hoy rompe su
irregularidad (ver foto). Todo el esplendor de la ciudad fue
desapareciendo en el siglo XVII, especialmente tras la guerra de los
Treinta Años, momento en que fue tomada y sitiada por los suecos, lo que
supuso una brusca interrupción en su desarrollo urbano.
La ciudadela de Carcasonne,
conocida como La Cité, es uno de los ejemplos de ciudad medieval
fortificada mejor conservados de Europa. Situada en una elevación junto
al río Aude, la ciudad está rodeada por una doble muralla con más de
tres kilómetros de muro, en cuya cara oeste se situa el castillo de los
vizcondes de Trencavel, del siglo XII. Sería en el siglo XIII cuando se
reforzarían las murallas interiores y se construiría el recinto
exterior, lo que hizo de la ciudad un bastión inconquistable, defendido
con 52 torres. En su interior se desarrolla una clásica urbe medieval
con un trazado irregular de calles estrechas y retorcidas, casas
construidas con entramados de maderas y una organización en barrios
gremiales, donde destacan dos grandes edificaciones, por un lado el
castillo y por otro lado la basilica de Saint-Nazaire. A partir del XVII
la ciudad pierde relevancia y sufre un paulatino abandono, cayendo en
la ruina, hasta que en la segunda mitad del siglo XIX se realiza una
enorme esfuerzo de restauración bajo la dirección de Eúgene Viollet-le-Duc, no exento de errores y controversia. Hoy está inscrita por la UNESCO en su lista de Patrimonio Mundial.
Venecia, con unos 270.000
habitantes, es hoy una de las mayores ciudades industriales del norte de
Italia. La ciudad antigua se desarrolla en la llamada laguna de
Venecia, una laguna costera salada localizada en el norte del mar
Adriático, y se haya repartida entre la gran isla y otras más pequeñas
como Burano o Murano. Se llega a ella desde tierra fime a través del
Puente de la Libertad, que desemboca en la Piazzale Roma. En el interior
de la ciudad no hay vehículos y la ciudad se estructura a partir de
callejuelas y sobre todo de más de 150 canales desarrollados a modo de
calles, con un trazado sinuoso que hace difícil la orientación del
visitante y que nos recuerda un laberinto. Los canales se ven
atravesados por más de 400 puentes. El conjunto se estructura entorno al
Gran Canal, que a modo de gran avenida serpenteante surca la ciudad. En
ellos circulan embarcaciones colectivas que trasladan a los viandantes,
son los vaporettos, y todo tipo de embarcaciones, entre las que
destacan las tradicionales góndolas, usadas por los turistas. Hoy la
Venecia histórica está amordazada por una grave amenaza, las
inundaciones que provoca la marea alta durante la primavera y el otoño, y
que el gobierno italiano quiere frenar con una proyecto de diques que
cerrarían la laguna.
Fez es la tercera ciudad de Marruecos, con una población en torno a los dos millones de habitantes. Su importancia espiritual es enorme, al ser considerada
la capital del islam marroquí y el principal centro religioso y
cultural del país. Situada en la colinas del Atlas y a orillas del río Uadi, Fez
fue históricamente un importante centro religioso y comercial, por el
que pasaban las principales rutas comerciales que unían el Mediterráneo con el África subsahariana. La ciudad fue fundada por Idris II en el siglo IX d.c., construyendo la mezquita de Mulai Idris, lugar sagrado del Islam. La ciudad posee también la gran mezquita Qarawiyin, la mayor de África después de la de Casablanca.
La urbe se divide en tres zonas, la Ville Nouvelle o Villa Nueva,
construida por los franceses y que es la parte más moderna, Fés el-Jdid,
zona nueva, donde se hallaba el Mellah o barrio judío, y la zona
antigua o medina, dentro de las murallas, Fés el-Bali, declarada
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981. Esta última es
considerada como uno de los mayores emplazamientos medievales que
existen actualmente, conservando las murallas y las cuatro puertas de
acceso. Está constituida por un laberinto de calles estrechas, en su
mayoría cerradas al tráfico en lo que es la mayor zona peatonal del
mundo, delimitadas por antiguas viviendas, comercios y talleres, en una
ciudad con una fuerte actividad artesanal propia de otros tiempos.
Argel es una ciudad de más
de dos millones de habitantes, capital
de Argelia y uno de los mayores puertos del norte de África. Fundada
sobre las
ruinas del viejo puerto romano de Icosium, la vieja Argel fue erigida
por los
bereberes durante la Edad Media, desarrollándose desde el mar hasta
escalar una cercana
colina empinada y alcanzando un gran desarrollo urbano durante el siglo
XVI y XVII, bajo la influencia turca. En el siglo XIX los franceses la
transformaron en una urbe
moderna repleta de edificios coloniales y grandes avenidas. Diseñaron un
monumental frente marítimo que aisló para siempre la ciudad vieja o casbah quedando
olvidada y aislada por el nuevo Argel, elevada sobre una
colina, convertida en un gran islote superpoblado, con una altísima
densidad de
población. La casbah pervive todavia hoy con sus callejuelas empinadas y
estrechas, sus escalinatas y cuestas, sus edificios antiguos y
deteriorados en muchos casos, la profusión de antiguas mezquitas y
palacios otomanos, todo lo cuál le permitió ser declarada Patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO en el año 1992.
erusalén
(al-Quds en árabe) es una ciudad de más de 800.000 habitantes, ocupada
hoy ilegalmente por el estado de Israel desde la guerra de 1967, que la
ha convertido en su capital. Centro de las disputas históricas entre
distintos pueblos y religiones, hoy es un estandarte de la expansión
israelí sobre los territorios palestinos. La presión sobre los árabes
está conduciendo a una reducción paulatina de la población árabe,
asentada en el Jerusalén este, y a un crecimiento intenso de los
habitantes judíos. Y es en el corazón del Jerusalén este donde se haya
la llamada Ciudad Vieja. Esta es una de las ciudades habitadas más
antiguas del mundo y también una de las más importantes a nivel cultural
y religioso, al ser considerada sagrada por las tres mayores religiones
monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam. En un área de
apenas un kilómetro cuadrado se hallan lugares sagrados para los tres
cultos, el Santo Sepulcro de la religión cristiana en el corazón del
barrio cristiano y en la llamada Explanada de las Mezquitas,
el Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones, sagrados para la
religión judía, y la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa, sacras
para la religión musulmana.
El aspecto de la Ciudad Vieja
es la de una típico ciudad del Oriente Medio, con sus calles y
callejones intrincados y estrechos, abarrotados de gente y bazares. La
arquitectura de piedra predominante muestra además una simbiosis de
elementos cristianos, musulmanes y judíos, rodeado el conjunto de
macizas murallas que se construyeron en 1537, bajo el dominio del sultán
turco Suleiman el Magnífico. Con 7 puertas y 34 torres, la Ciudad Vieja
se ha dividido tradicionalmente en cuatro barrios, el cristiano en el
noroeste, el armenio en el suroeste, el musulmán en el centro y noreste y
el judío al sureste.
Saná es hoy la capital del
Yemen unificado y cuenta con una población de 2 millones de personas.
La Ciudad Vieja de Saná es uno de los centros históricos mejor
conservados del mundo musulmán y ha sido declarada por la UNESCO como
Patrimonio de la Humanidad. Situada en una meseta a más de dos mil
metros de altura, posee una de las mejores murallas del mundo árabe y
conserva todavía la ciudadela al sudeste de la muralla, en una
elevación. Mantiene una arquitectura marcada por las típicas viviendas
árabes, casas con ventanas pequeñas que buscan intimidad y protegen del
clima, algunas con una antigüedad de 400 años. Son características la
decoración de las ventanas y los frisos de las paredes, así como la
disposición en altura con edificios de 4 o 5 pisos. Todo ello dispuesto
en un mar de callejuelas intrincadas que convierten la ciudad en un
laberinto, sin un orden concreto, con un plano irregular estructurado en
torno a las decenas de mezquitas, cuyas torres dominan la ciudad, y
entre las que destaca la Gran Mezquita "Al-jami al Kabir".
Lahore es la capital del
Punjab pakistaní y cuenta con una población de más de siete millones de
personas, lo que la convierte en la segunda ciudad de Pakistán. Es la
típica ciudad superpoblada y caótica del subcontinente indio. Conserva
todavía, lejos de la ciudad moderna y colonial la llamada Ciudad Vieja,
convertida en un laberínto de callejuelas y calles retorcidas, muchas de
las cuales nos llevan lejos de las muchedumbres y el tráfico. Perviven
casas de más de doscientos años y en uno de sus extremos está el fuerte
de Lahore, construido hace 500 años, y la mezquita de Badshasi,
considerada entre las mayores del Islam y la segunda de Pakistán.
Construida en 1674 es capaz de albergar 100.000 personas durante el rezo
en su explanada de mármol rojo. Durante el imperio mogol la ciudad se
hallaba rodeada por una imponente muralla, de la que solo quedan algunas de las puertas de acceso.