Causas
PARA SABER MAS…
causas de la Guerra de los Siete Años (1756-1763)
Entre los motivos principales del conflicto que estalló a mediados de siglo, debemos señalar:
La rivalidad por lograr la hegemonía continental. Austria, Francia, Rusia y el Imperio se enfrentan con Prusia.
Entre los motivos principales del conflicto que estalló a mediados de siglo, debemos señalar:
La rivalidad por lograr la hegemonía continental. Austria, Francia, Rusia y el Imperio se enfrentan con Prusia.
La competencia por el control del comercio y las posesiones ultramarinas entre Inglaterra, Francia y España.
En
1756 comienza la guerra entre Francia e Inglaterra. En los dos primeros
años, los triunfos son franceses; posteriormente, Inglaterra logra
recuperarse.
Guillermo
Pitt, integrante del gobierno inglés, traza un plan para revertir la
desfavorable situación de su país en la guerra. Ayuda monetariamente a
Prusia en su enfrentamiento continental y concentra su esfuerzo bélico
en el mar.
Finalmente, Inglaterra y Prusia son las potencias vencedoras.
En 1763, se firma la Paz de París:
– Francia cede Canadá a Gran Bretaña y Luisiana a España.
– España entrega Florida a Inglaterra.
En 1763, se firma la Paz de París:
– Francia cede Canadá a Gran Bretaña y Luisiana a España.
– España entrega Florida a Inglaterra.
La
guerra resultó ventajosa para Inglaterra mientras que Francia sufrió
importantes pérdidas territoriales coloniales. Por la Paz de
Hubertsburgo (1763), que pone fin al conflicto en el continente, se
afirma la posición de Prusia como nueva potencia. Como consecuencia
imprevista de esta guerra, en un futuro cercano, Francia y España
apoyarán la independencia de las colonias inglesas de Norteamérica (una
forma de desquite contra Inglaterra).
Fuente Consultada: La Cultura de Dietrich Schwanitz.
En
Inglaterra, William Pitt ocupa en 1756 el puesto de primer ministro. Es
la primera vez que un primer ministro representa exclusivamente los
intereses de la City, es decir, de los comerciantes y financieros. En
justa correspondencia, su objetivo era la construcción de un imperio
inglés y la obtención de la hegemonía sobre el comercio mundial. Pero en
Norteamérica y en la India chocó con Francia. Especialmente en
Norteamérica, los grandes territorios franceses que se extendían desde
Nueva Orleans hasta Quebec (Canadá) asfixiaban a las trece colonias inglesas.
Mientras
Federico el Grande vencía a los franceses en el continente, Pitt coordinaba las
acciones por mar. El blanco de sus ataques ya no era Francia, sino el
comercio francés, para lo que se sirvió de la red de información de los
comerciante ingleses.
En
África se apoderó de Dakar, convirtiéndola en base del comercio de
caucho y esclavos; en Canadá se apoderó de Montreal, Quebec y las
convirtió en campamentos base del comercio de pesca y pieles; en la
India, la Compañía de las Indias orientales echó a los franceses por su
propia iniciativa, mientras Pitt bloqueaba las rutas comerciales del
este de Asia y se adueñaba del comercio de té con China —desde entonces
los ingleses ya no bebieron café, sino té, porque resultaba más barato—.
Los
franceses perdieron su dominio sobre el mundo, pues sus gobiernos
consideraban más importantes sus rivalidades dinásticas en Europa que la
política de ultramar; por el contrario, los ingleses se hicieron con el
dominio del mundo, pues su gobierno parlamentario representaba ya los
intereses comerciales de los capitalistas. La India, Canadá y todo el
territorio hasta el Misisipí, desde Nueva Orleans a Florida, pasó a
manos de los ingleses.
Consecuencias
En
1763, finalizada la guerra de los Siete Años, comienza la modernidad.
¿Por qué? La guerra había preparado el escenario en el que ahora tiene
lugar una extraordinaria aceleración del tiempo, y este proceso conduce a
una cuádruple revolución.
1. La
eliminación de Francia como rival colonial elimina también los peligros
a los que antes estaban expuestas las colonias inglesas. Ahora ya no
necesitan que se las proteja ni que se las defienda de nadie. En otras
palabras: venciendo a Francia en la guerra de los Siete Años, los
propios ingleses han hecho desaparecer la única razón por la que las
colonias permitían ser gobernadas desde Inglaterra.
En
1776, sólo trece años después de la victoria de Inglaterra, las trece
colonias americanas de Inglaterra declaran su independencia. Junto a
Prusia, nace ahora otra gran potencia mundial: Estados Unidos. Pero esta
Declaración de independencia significa al mismo tiempo una revolución:
los norteamericanos —descendientes de los puritanos— vuelven a negar su
obediencia al Rey La guerra de Independencia es también una guerra de
siete años y dura desde 1776 hasta 1783, aunque en realidad es una
guerra civil con un océano por medio y en ambos lados hay leales y
rebeldes.
En
Inglaterra, los rebeldes se sientan en el Parlamento, por ejemplo Pitt
el Viejo, el dramaturgo Richard Sheridan, el vividor Charles Fox y el
ensayista político Edmund Burke, y pronuncian fulminantes discursos en
favor de la libertad de los norteamericanos y contra la tiranía del
gobierno. Trece años antes de la Revolución francesa comienza la
Revolución americana. La Declaración de independencia contiene la
Declaración de los Derechos del Hombre en un inglés excelente: Villiold
lhese truths to be self-evident: that ah men are created equal; (hat
thev are endowed their Greatar with certain malienabie rights, that
among these are lfe, liberty an.d tli.epursuit of happiness… » («Consideramos
evidentes las siguientes verdades: que todos los hombres han sido
creados iguales; que su Creador los ha dotado de ciertos derechos
inalienables; entre ellos el derecho a la vida, a la libertad y a la
búsqueda de la felicidad»).
2. La
victoria de Inglaterra en la guerra de los Siete Años su dominio sobre
el comercio mundial prepararon la Revolución industrial. Para ello
resultaban necesarios tres ingredientes: grandes mercados, gigantescos
capitales producción de energías titánicas con las que hacer funcionar
las máquinas.
Con
la invención y el posterior perfeccionamiento de la máquina de vapor
por parte de James Watt a partir de 1765, se cerraba el circulo que
empezaría a transformar cada vez más rápidamente el mundo: como la
máquina de vapor —a diferencia de la electricidad— concentraba su
energía en un lugar, las máquinas también debían concentrarse en un
lugar, lo mismo que los hombres que las manejaban. Así surgía el sistema
industrial y después ya nada sería como antes: En
este sistema, grandes capitales hacían que inmensas cantidades de
energía se concentraran para poner en funcionamiento muchas máquinas,
que eran manejadas al mismo tiempo por muchos hombres con el fin de
producir masivamente unos productos destinados a gigantescos mercados, y
volver así a obtener enormes capitales. Una vez puesto en marcha, el
proceso se aceleró por sí mismo, y los maestros manufactureros, que
hasta entonces estaban al frente de las fábricas, fueron sustituidos
progresivamente por los propietarios de los capitales. Este sistema
industrial hizo posible la peor forma de explotación desde las canteras
de Siracusa las minas de plata de Potosí: los trabajadores ya no se
organizaban en gremios, por lo que estaban des-protegidos; trabajaban
por un sueldo de hambre durante diez o doce horas diarias, en
condiciones sanitarias deplorables, y vivían en chabolas. Esta situación
motivaría la formación de los sindicatos y la crítica de Marx al
capitalismo.
—
La celeridad con la que se transforman las condiciones de vida de la
gente da origen a la revolución cultural que llamamos Romanticismo. Esta
época comienza alrededor de 1760 y la mejor forma de comprenderla es
atendiendo a las nuevas formas de experiencia que trae consigo la
transformación de los conceptos fundamentales.
—
Es fundamental la nueva forma de experimentar el tiempo: las
transformaciones técnicas hacen que las cosas cotidianas también
envejezcan rápidamente. Así, la propia infancia «pertenece al pasado»,
vive sólo en el recuerdo. Se descubre la nostalgia, un sentimiento
romántico. De este modo se descubre también la «infancia» como dimensión
propia de la experiencia que favorece la comprensión, y se descubre el
amor materno.
—
Como todo cambia, ahora aparece «la» historia. Hasta entonces sólo
había habido historias en plural, stories. En principio, éstas eran
repetibles e ilustraban la permanencia de las normas morales, por
ejemplo, «Cuanto mayor es la subida, mayor es la caída». Por eso se
podía aprender de la historia. Ahora surge el nombre colectivo
«historia» en el sentido (la historia Universal), una historia que
progresa y en la que nada se repite, pues todo cambia. Esta idea implica
enormes consecuencias.
La
historia se convierte en la idea rectora. Al concebirla como progreso,
se hacen depender de ella todas las esperanzas que hasta entonces se
ligaban a la religión. La historia tiene una meta: la salvación de la
humanidad como realización de la utopía.
3. Todo
ello conduce a la aparición de las ideologías.
—
Como la historia no se repite, se siente por vez primera que la
historia de la humanidad es única, lo que confiere valor a la idea de
originalidad. El concepto «individuo» (que significa propiamente
«indiviso») significa ahora «original». Cada individuo vive el mundo a
su manera, como se expresa de forma muy clara en el arte y en la poesía.
De este modo la teoría del arte adquiere una nueva base. Anteriormente,
el arte era una imitación de la naturaleza conforme a las reglas dadas
por los clásicos; ahora, la originalidad prohíbe la imitación. Por lo
tanto, el artista ya no imita el mundo, sino que crea uno nuevo: el
artista se convierte en creador, y crea del mismo modo que Dios:
libremente. Es concebido corno el hermano pequeño de Dios: es un genio.
—
Corno todos los individuos son originales, todos tienen el mismo valor.
Ya no hay distintas clases (le individuos más o menos valiosos. Así
pues la división de la humanidad en estamentos sociales —nobleza, clero,
burguesía , campesinos— se vuelve problemática. Todo esto no son más que
divisiones introducidas arbitrariamente por los hombres y contrarias a
la naturaleza humana. Ahora, el concepto de naturaleza se opone al de
sociedad falsa. La naturaleza es buena (aunque los lobos se comen a los corderos, ellos son
unos románticos). Se descubren los pueblos primitivos, como los indios y
a parece la idea del «buen salvaje».
La
Revolución francesa quiere restaurar el orden natural, por lo que quita
de en medio todo aquello que considera un invento de la sociedad. Se
venera a la diosa Naturaleza, se pretende que las fronteras sean
naturales, como el Rin (lo que los alemanes no consideran tan natural);
se suprimen las antiguas provincias y los nuevos departamentos reciben
nombres de accidentes geográficos, como por ejemplo los ríos; se da a
los meses del año nombres como «mes del calor» (termidor) o «mes de la
niebla» (brumario). Desde el punto de vista político, lo decisivo es que
todos los hombres tienen «derechos naturales» como «libertad,
igualdad…». Si estos derechos son violados, los hombres pueden recurrir a
la revolución. Y para poder vivir todo esto, la poesía romántica invoca
a la naturaleza, a la buena, como caja de resonancia del alma humana.
Sumergiéndose en la naturaleza, el alma se purifica de toda la suciedad
que se le ha adherido en su trato con la sociedad. La sociedad es mala,
es un mundo de hipocresía en el que se pierde la identidad y la
autenticidad. En ella, el ser humano se pierde y se enajena, excepto
cuando encuentra un alma afin con la que compartir su soledad, esto es,
el amor.
—
La intimidad del amor se convierte en el sustituto de la sociedad, que
todo lo falsifica. El amor es una esfera en la que el ser humano puede
ser él mismo; por eso, su medio de comunicación no es ya el lenguaje
manido, sino un lenguaje especial situado más allá del lenguaje: el
sentimiento. Los sentimientos no se pueden fingir, son siempre
auténticos (y quien los finge, quien por ejemplo se casa por dinero, es
considerado un inmoral). Así pues, el sentimiento se convierte en el
santo y seña de la época.
Por
más paradójico que pueda parecer, en la Ilustración razón y sentimiento
todavía no se oponen entre sí: el sentimiento es tan natural como la
razón. La oposición surgirá después, cuando la razón torne las riendas y
dañe el sentimiento. Hay un hombre que con su excéntrica carrera y su
exhibicionismo espiritual ha contribuido más que ningún otro a la
difusión del concepto de sentimiento: Jean-Jacques Rousseau (1712-1778).
Con
su Emilio, Rousseau escribió el manual de educación alternativo para el
niño no corrompido por la sociedad (aunque él metió a sus hijos en un
orfanato), se desnudó espiritualmente en sus confesiones e hizo que toda
Europa supiera cuánto le dolía ser un rebelde solitario, un paria y un
proscrito. Puesto que de algún modo todos se sentían solos, Europa
compartió su sentir.
Rousseau inspiró la Revolución francesa y el Werther de Goethe, introdujo el «dolor cósmico» y el concepto de <volonté générale>
(voluntad general). Debido a su oscuridad, este concepto se convirtió
en un arma peligrosa durante la Revolución francesa. Le sucedió algo
similar a lo que después le ocurriría al «interés objetivo del
proletariado». Todos pretextaron estar actuando en su nombre, y de este
modo justificaron sus crímenes.
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