...Las vaquerías adjudicadas por el Cabildo de Buenos Aires constituían empresas que exigían abundante capital. Solo hombres poderosos podían pujar en las licitaciones que hacía el Cabildo. En base a un ajuste con el Asiento en 1723, Coni calcula el costo de la expedición en 33.833 pesos y medio, empleados en peones, carretas, caballos, etc.
Son conocidas las descripciones sobre la labor arriesgada y hábil de los encargados de desjarretar los animales, matarlos, extraer el cuero y a veces el sebo. Los faeneros “agrupados alrededor de un jefe: el accionero mismo o un capanga de éste, formando pequeños equipos de hombres hábiles en el manejo de las armas indias, las bolas y el lazo, y las europeas, el cuchillo y el desjarretador” realizan el trabajo.
Y junto a las vaquerías legales, en escala incalculable se hacen las clandestinas, en un territorio donde no hay autoridad española establecida, salvo en Santo Domingo y San Juan, que no tienen fuerzas ni se esmeran en liquidar una actividad en la que seguramente participan. En beneficio de los portugueses, del Asiento ingles – interesado en prescindir de accionero intermediario – o de quienes arriban furtivamente a las costas, llegan al Uruguay y al Plata cuadrillas de faeneros agrupados alrededor de un “changador” siguiendo los ríos y arroyos en embarcaciones livianas de un solo palo y en almadías.
Concurren gentes de otros territorios, desde el Paraguay al Tucumán, así como los indios tapes resagados de los ejércitos que vienen a la Colonia Compitiendo con ellos y muchas veces en guerra abierta, generalmente al servicio de los portugueses y otros extranjeros, los indios realizan la misma faena. Los portugueses hicieron más: “con los indios salvajes charrúas, yaros y bohanes” establecieron relaciones llegando a fomentar la organización de una confederación que manejaron en su beneficio.
Para completar el cuadro, partidas paulistas recorrían el territorio a la caza de ganado. De todo este heterogéneo concurso se fue poblando la Banda Oriental.
La extracción fue tal que por la tercera década se empezó a sentir la aguda escasez en las zonas más castigadas, y los faeneros debieron internarse cada vez más....
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