En los siglos XV y XVI Europa vivió una revolución cultural. Este periodo recibirá más tarde el nombre de Renacimiento en alusión al despertar del entusiasmo por el estudio de la cultura claśica. La revolución afectó a todos los aspectos de la vida, desde la ciencia hasta el arte, pasando por la arquitectura, la filosofía y muchas otras disciplinas. En la pintura, aparecieron técnicas que permitieron al artista crear imágenes más realistas.
Arquitectura del renacimiento italiano
Arquitectura del renacimiento italiano
Características
El
humanismo se impone a través de las universidades que descubren el
mundo clásico y se discute en ellas sobre temas que empiezan a
difundirse por medio de la imprenta. Por primera vez desde la
antigüedad el hombre se siente el centro
del universo y reclamará un lenguaje a su medida. La figura clave
para comprender el renacimiento nos la da el humanista. Es un hombre
culto, que lee en latín y en griego, discute sobre Platón y
Aristóteles. Por primera vez la obra de arte se analiza
racionalmente desde el punto de vista del espectador y se discute la
idea de la belleza que se impone como algo fundamental en el arte. No
sólo se convierte el hombre en punto de referencia, sino que también
la naturaleza reclama un lugar central. El hombre puede
transformarla, investigar sus fenómenos y descubrir sus leyes para
llegar al pensamiento científico.
El
Quatrocento ve renacer el empleo de los
elementos constructivos y decorativos clásicos bajo la tradición
platónica y el estudio de los libros de arquitectura del romano
Vitrubio.
El arco de medio punto,
las columnas
y pilastras
con los órdenes clásicos,
las bóvedas de cañón
decoradas con casetones,
y la cúpula de media naranja,
son empleadas con profusión.
La más
completa fantasía reina en la decoración de grutescos
donde se funden formas vegetales, animales y humanas, o en los
capiteles corintios o compuestos a los que se incorporan elementos
figurativos humanos.
En las
estructuras y en las plantas se buscan efectos de calculada y
matemática perfección. Se resucita la planta central y se busca la
diafanidad en los espacios.
El
Quatrocento
(siglo XV)
El
siglo XV se puede dividir en dos mitades;
la primera, de búsqueda de elementos y estudio de proporciones y
órdenes, y la segunda, de esplendor decorativo.
FilippoBrunelleschi (1377-1446). Con el que comienza la arquitectura renacentista florentina.
Su gran obra es la Cúpula de Santa María dei Fiori, de la catedral de Florencia. Para su realización, Brunelleschi se inspiró en la cúpula del Panteón de Agripa. La audacia de este artista es inmensa, ya que lanza una airosa cúpula que aún queda realzada por un tambor octogonal. A diferencia de las cúpulas romanas e incluso de las grandes cúpulas bizantinas, que quedan embutidas en espesos muros, la de Brunelleschi se levanta orgullosa sobre el cielo de Florencia.
La solución es técnicamente perfecta: la cúpula semiesférica interior está cinchada por cinturones de madera y la exterior, parabólica, contrarresta con su empuje casi vertical los empujes más oblicuos de la interior. Usa ladrillos huecos para aligerar el peso y va levantando la cúpula en fases mediante una serie de anillos horizontales sobre los cuales iba apoyando los ligeros andamios necesarios para la construcción.
Brunelleschi actuó más como ingeniero que como arquitecto, empleó dos cúpulas superpuestas y de materiales ligeros. Es una cúpula hueca
Brunelleschi es considerado también como el auténtico renovador del estilo renacentista. Así en las iglesias de SanLorenzo y del Santo Espíritu, adopta todos los elementos clásicos inspirándose en las basílicas romanas.
Basílica de San Lorenzo |
Basílica del Santo Espiritu |
En la Capilla Pazzi, Brunelleschi presenta el esquema de lo que será la auténtica arquitectura renacentista. Sobre planta cuadrada asienta una cúpula sobre pechinas y antepone un pórtico en el que un arco central rompe el dintel. Los ritmos espaciales creados en este conjunto, vaticinan el futuro de las grandes construcciones renacentistas.
Obra suya es también el Hospital de los Inocentes, en el que destaca su loggia, formada por una sucesión de "cubos visuales" con los que parece anular el espacio si se ven de frente, y crear una sucesión rítmica en una visión lateral de la misma.
A Brunelleschi se debe igualmente el modelo de palacio renacentista. Así, en el Palacio Pitti la carencia de torre defensiva le hace integrarse plenamente en la arquitectura urbana, con un claro predominio de lo horizontal y un gran sentido de solidez, gracias al empleo en sus muros de sillares almohadillados de tradición romana.
Leo Battista Alberti (1404-1472).
Es el otro gran arquitecto del Quattrocento italiano.
Una generación después de Brunelleschi se procede a un asentamiento racional del estilo y será Alberti el artista más representativo de esta situación.
Sus obras más importantes fueron:
Iglesia de Santa María Novella.
Su fachada se puede inscribir en un cuadro. El basamento está realizado aún en estilo gótico, pero a partir de ahí se imponen la horizontalidad y los arcos de medio punto. El mármol de diferentes colores recuerda la tradición romana.
El Palacio Rucellai sigue los esquemas del palacio Pitti con almohadillados de distinto tipo pero rompe la monotonía mediante una serie de pilastras adosadas.
El
Cinquecento (siglo XVI)
Sus primeros trabajos los realiza en Milán, pero hacia 1500 se establece en Roma donde le influyó la simplicidad arquitectónica de Alberti. Elimina casi toda la decoración.
La arquitectura es orden, medida y proporción. Es el maestro de la composición arquitectónica.
En Roma realiza por encargo de los RR.CC. el templete de San Pietro in Montorio, de planta circular y coronado por una cúpula, se levanta sobre una escalinata y un ligero podio, con peristilo de columnas toscazas, friso con metopas y triglifos, una balaustrada y cúpula sobre tambor circular con ventanas y hornacinas aveneradas. Esta obra es todo un escaparate de lo que son los planteamientos arquitectónicos del siglo XVI.
El
concurso que Julio II organizó para adjudicar las obras de la
Basílica de San Pedro del Vaticano,
puso la realización del edificio en manos de Bramante, quien lo
concibe con planta de cruz griega
y coronado por una gran cúpula sobre
pechinas asentada sobre cuatro robustos
pilares imagen de la tierra y sus cuatro puntos cardinales. La cúpula
sería la imagen del cielo. El edificio es la expresión ideal de la
forma del universo. Ni Julio II ni Bramante vieron terminadas las
obras. Aunque la obra sufre modificaciones posteriores por otros
maestros, la idea base del proyecto de San Pedro es de Bramante.
(1475-1564).
Para continuar las obras de San Pedro, Miguel Ángel se atuvo al plan central de Bramante, aunque añadidos posteriores dieron como resultado el actual trazado basilical.
En la obra de Miguel Ángel todo el edificio se concibe para resaltar una impresionante cúpula, inspirada en la de Brunelleschi para la Catedral de Florencia.
Para su realización, Miguel Ángel reforzó los pilares sobre los que se asienta y levantó una cúpula de 42 metros de ancha y 132 metros de altura con un robusto tambor, decorado con columnas, ventanas y guirnaldas que la van a convertir en prototipo de todas las cúpulas posteriores. Para acceder al templo, Miguel Ángel proyectó una sola entrada a la que antepone un pórtico adintelado y con doble fila de columnas exentas.
Además de arquitecto, Miguel Ángel demostró también sus conocimientos urbanísticos en la ordenación que hizo de la Plaza del Capitolio en Roma, donde dispuso con perfecta regularidad un conjunto ordenado de tres edificios dispuestos con perfecta regularidad.
En
Florencia proyecta la Escalera
de la Biblioteca Laurenciana, en la
que en un escaso espacio logra dar la impresión de amplitud por
medio de la alternancia de superficies curvas (dinámicas) y otras
rectas (estáticas).
Otros
arquitectos
(1508-1580).
Trabaja sobre todo en el
norte de Italia y su principal preocupación fue adaptar las formas
de la Antigüedad Clásica a las necesidades modernas. Su genio se refleja en sus villas o casas de campo, donde integra como no se había hecho hasta entonces la arquitectura y el paisaje. La más significativa es la Villa Capra en Vicenza, conocida como La Villa Rotonda. Juega con elementos simples: el cuadrado y el círculo.
Vignola
(1507-1573).
Discípulo de Miguel Ángel,
fue el autor de uno de los grandes tratados de arquitectura del siglo
XVI, con influencia en la arquitectura de la época. Vignola proyectó
el nuevo modelo de iglesia inspirado tanto en los ideales de la
Contrarreforma como en el espíritu de las nuevas órdenes
religiosas. Este modelo fue la iglesia del Gesù, de Roma, el enclave fundamental de los jesuitas, un proyecto que fue adoptado prácticamente por todos los países católicos. Para esta iglesia Vignola proyectó un edificio de planta basilical, de cruz latina, de una sola nave con capillas laterales, para que se pudieran celebrar simultáneamente varias misas, y en el que el espíritu misionero quedaba reflejado por la situación teatral de un púlpito a la altura de la intersección de la nave central en el crucero, de manera que el predicador pudiera dominar todo el escenario de lasamblea de los fieles.
Pintura del Renacimiento
italiano
El
Quattrocento
(S. XV)
Características
La
pintura renacentista, constituye la manifestación más multiforme de
la época. El punto de partida hay que buscarlo en el siglo XIV, en
Giotto,
que rompió con los convencionalismos del estilo bizantino. Su
naturalismo y la monumentalidad de sus figuras, inician el camino que
luego recorrerán pintores como Masaccio
y Miguel Ángel.
La
pintura del Quattrocento, se diferencia claramente de la gótica. El
retablo desaparece y con él, la subordinación del tema al conjunto;
ahora cada cuadro es un mundo en sí mismo. Sin dejar de tener una
presencia constante, el tema religioso, se trata con frecuencia como
un tema profano. El paisaje, la belleza idealizada de los desnudos,
el volumen de las formas y el sentido espacial (perspectiva),
son los ejes sobre los que se fundamenta la pintura renacentista.
En el siglo
XV, el dibujo es un elemento capital. De este predominio de la línea,
se desprenden contornos nítidos y fácilmente perceptibles; aunque
este exceso de dibujo, deriva en una apariencia plana de las formas.
La luz, se maneja con creciente perfección, pero en general, sirve
para resaltar los planos.
En
contraste con las formas planas, el pintor de siglo XV, está
obsesionado por la captación de la profundidad, obsesión que se
resume en una frase de Paolo Ucello, quien consideraba la perspectiva
como "la manifestación de la belleza". El paisaje se
cultiva con pasión, aunque carece del detallismo minucioso de los
primitivos flamencos, pero busca los efectos de profundidad para
encuadrar sus figuras.
Pintores
El principal
centro pictórico al igual que con la arquitectura o la escultura
quattrocentista, es Florencia, y los pintores más destacados son los
siguientes:
Representa
una continuidad del espíritu religioso medieval, que reviste con
formas nuevas: uso de la perspectiva, elementos decorativos y
arquitectónicos, de la luz y la anatomía. Su sentido curvilíneo y
sus dorados, recuerdan al estilo internacional y a la Escuela de
Siena, pero su concepción del volumen, supone la irrupción de un
nuevo elemento en la pintura.
Este monje pintor, se caracteriza por la espiritualidad de sus obras, prefiriendo los temas gozosos a los trágicos. Es el pintor de las Anunciaciones, entre las que destaca la Anunciación del Museo del Prado, en la que despliega su dulzura, su temperamento tranquilo, sin sobresaltos. Paisajes, líneas y colores, muestran el mismo equilibrio. Sigue la tradición gótica en la luz y el detallismo, así como el decorado arquitectónico para separar ambientes: la expulsión del paraíso en segundo plano enlazando con la escena de la Anunciación.
Masaccio
(1401-1428).
Masaccio, crea un estilo grandioso, con figuras llenas de vida y expresión, con una caracterización más individual, en ocasiones retratista, con un fuerte cromatismo en los grupos y organizando el espacio del cuadro, según las leyes de la perspectiva lineal.
Decora la iglesia de Sta. María Novella, donde pinta en uno de los muros el fresco de la Trinidad, en la que recrea de forma ilusoria un espacio arquitectónico como un ejercicio de perspectiva.
Masaccio, crea un estilo grandioso, con figuras llenas de vida y expresión, con una caracterización más individual, en ocasiones retratista, con un fuerte cromatismo en los grupos y organizando el espacio del cuadro, según las leyes de la perspectiva lineal.
Decora la iglesia de Sta. María Novella, donde pinta en uno de los muros el fresco de la Trinidad, en la que recrea de forma ilusoria un espacio arquitectónico como un ejercicio de perspectiva.
Piero
della Francesca (1420-1492).
Logra en sus obras combinar la luz y el color en la construcción del volumen. Destacan los retratos de personajes de la época como los de Federico de Montefeltro y Batista Sforza.
Sandro Botticelli (1444-1510): Es el pintor que abre las puertas del Bajo Renacimiento. Su vida y su obra están íntimamente unidas a la historia de Florencia a finales del XV. Es la época de Lorenzo el Magnífico. Botticelli se convierte en el intérprete de la belleza ideal a través de modelos religiosos que se paganizan. Pintor de una sensibilidad exquisita, no le preocuparon las conquistas técnicas dejándose llevar por la inspiración. Su pintura, se caracteriza por el dibujo de líneas deliciosas y oscilantes. El movimiento que agita todas sus formas, y la tristeza o melancolía, que asoman a los rostros que pinta, dan a su obra una extremada sensibilidad y belleza. Sus paisajes primaverales y la glorificación del cuerpo humano desnudo, culminan los temas del Quattrocento.
El Nacimiento de Venus supone la correspondencia entre el nacimiento de la diosa Venus de las aguas marinas y el nacimiento del alma cristiana de las aguas del bautismo. Botticelli exalta la belleza física, pero también la espiritual: el desnudo es la imagen de la pureza. La naturaleza se muestra a través de sus elementos: el agua, el viento y la tierra.
La alegoría de La Primavera es una composición simétrica, con la figura central, Venus, que divide en dos mitades la historia. Las figuras tienen un canon alargado, dibujados con líneas limpias que marcan los perfiles. A la derecha de Venus las tres Gracias ejecutan una danza, mientras el dios Mercurio aparta las nubes para que luzca el sol. Cupido dispara su flecha y el Céfiro pretende alcanzar a la ninfa Cloris, que pide ayuda y se transforma en Flora (la primavera).
Otras
obras de gran belleza son:
Paolo
Ucello, que fue un artista muy
preocupado por la geometría y la perspectiva, tratando de crear
volúmenes mediante la oposición de tintas planas, para lograr
efectos dinámicos.
Destacan sus cuadros de Batallas.
Destacan sus cuadros de Batallas.
Andrea
Mantegna , Es un gran dibujante, se
distingue por la energía escultórica de las figuras de manera que
parecen esculpidas más que pintadas.
El estudio de la perspectiva es
otra característica utilizando un punto de vista bajo.
Destacó
también por sus formas pétreas de telas duras, figuras escultóricas
y en forzados escorzos, y por la profundidad de sus composiciones,
como en su Cristo Muerto.
El
Cinquecento
(S. XVI)
El
Manierismo
El
Cinquecento supone la culminación del proceso renacentista y al
mismo tiempo su crisis. La perfección obtenida en los últimos años
del siglo XV. Pero el mundo no era en modo alguno perfecto
y pronto el panorama europeo comienza a presentar aspectos confusos y
dramáticos, y a l mismo tiempo los descubrimientos geográficos y
científicos obligan a replantearse la ordenación de los
conocimientos tradicionales. Por otra parte, la Reforma protestante
cuestionaba verdades aceptadas hasta entonces y la economía europea
se desajustaba de forma grave.
En
este contexto histórico, el arte, especialmente la pintura, se
repliega sobre sí mismo. Rafael muere en 1520 y en 1527 tiene lugar
el saqueo de Roma por las tropas del cristiano emperador Carlos V.
El arte se repliega sobre sí mismo y se hace “caprichoso”,
imaginativo y extraño. Pierde la claridad renacentista y se hace
tortuoso y difícil de entender. Es el fenómeno llamado Manierismo.
En el siglo XVI, el color se maneja de manera más suelta y desaparece el predominio de la línea y el contorno. Las formas, con el claroscuro de sombras y luces, adquieren un aspecto redondeado en detrimento de la apariencia plana. La luz, tiene una importancia nueva y con ella las sombras, casi ausentes en el siglo anterior.
Ahora
desaparece la obsesión por la perspectiva, sin embargo, el cuadro
adquiere una profundidad que parece natural y no forzada. El paisaje
se enriquece con vibraciones lumínicas; ya no sólo aparecen
praderas floridas encuadrando a las figuras, ahora, los fondos
brumosos, las rocas o los crepúsculos dan un toque romántico a las
escenas. La composición es clara y, con frecuencia, responde a
esquemas triangulares, circulares y piramidales. Las figuras en los
cuadros se relacionan con las miradas y con las manos; y cada cuadro,
representa una sola escena o se destaca la acción y la figura
principal.
Pintores
romano-florentinos
Leonardo
da Vinci
(1452-1519).
Representa, con su pasión por las más diversas ramas del saber, el gran arquetipo del hombre renacentista.
Sus manuscritos y dibujos, nos hablan de su dimensión científica; sus escritos de su cultura clásica y de su afán por experimentar y sus obras de arte, nos muestran a un hombre excepcionalmente dotado para la creación estética.
El movimiento y la luz constituyen sus dos principales problemas. El primero, le obligó a desarrollar su capacidad dibujística, en cuanto a la luz, la concibió como una lenta fusión del blanco y el negro, del claroscuro y no, como una gradación de tonos coloreados. Logra así, el “sfumato”, artificio pictórico que consiste en prescindir de los contornos netos y precisos, envolviéndolo todo en una especie de niebla imprecisa que difumina los perfiles y produce una impresión de inmersión total en la atmósfera. El paisaje adquiere una misteriosa dimensión y los personajes un encanto distante y enigmático. A la conquista técnica, Leonardo aporta en sus obras un cierto misterio que da un matiz romántico al cuadro.
La
Última Cena, pintura al fresco en
el refectorio del convento de Sta. María (Milán), pésimamente
conservada. La perspectiva geométrica es rigurosa. Los apóstoles se
agrupan de tres en tres, incluyendo a Judas. Cristo acaba de
pronunciar las palabras que anuncian la traición y los apóstoles
sorprendidos se preguntan quién será el traidor.
La
Gioconda, en la que destaca esa
enigmática sonrisa leonardesca. Pintura sobre tabla, es el retrato
de la Mona Lisa. Leonardo utiliza la composición piramidal perfecta.
El retrato, de medio cuerpo, ofrece la imagen sentada permitiendo ver
el paisaje con la figura ligeramente vuelta para evitar la
frontalidad. Los contornos del dibujo están difuminados,
consiguiendo el efecto del sfumato.
En La
Virgen de las Rocas, Leonardo, se
muestra como un gran artista de la composición piramidal y de las
luces. En los rostros una suave sonrisa introduce una impresión poco
precisa, con posibles interpretaciones diversas. El primer plano se
configura en torno a la figura de la Virgen. El fondo lo dominan las
rocas y el paisaje brumoso y marino. En esta obra Leonardo ofrece, a
través de una atmósfera difusa, su concepción de la belleza.
(1475-1564).
Miguel Ángel es ante todo un escultor, por lo que los mismos tipos
de sus esculturas se repiten en la pintura.
Elimina
el paisaje y concentra todo en la energía del modelado, en los
volúmenes bien delimitados. Muestra su pasión por el dibujo,
crea violentos
escorzos y sus figuras son de enormes
proporciones y una fuerza sobrehumana, llenas de músculos, que no
responden a la realidad y que se inspiran en obras helenísticas como
El Laocoonte o
El Torso Belvedere.
Su primera obra conocida es el tondo (marco redondo) de La Sagrada Familia, de la Galería Uffizi (Florencia), de esquema piramidal.
Su obra maestra es la Bóveda de la Capilla Sixtina, pintada entre 1508 y 1512. Para esta impresionante y difícil obra, Miguel Ángel, se sirvió de algunos colaboradores y pintó, un conjunto de casi 350 figuras de tamaño mayor que el natural. En este gran trabajo pictórico desarrolla un inmenso programa que comprendía toda la historia de la salvación, desde la creación del mundo hasta la llegada de Cristo. La bóveda se compartimenta de manera artificial, resultando unos espacios en los que se distribuyen escenas y personajes sueltos. Las figuras se conciben como esculturas, marcando el dibujo en toda su expresión. El pintor utiliza escorzos violentos y posturas forzadas. En los desnudos destaca la fuerza anatómica, llena de energía. Los esquemas clásicos de composición y simetría, o la perspectiva, se interpretan con absoluta libertad, sin ajustarse a ninguna regla.
En 1533 recibe el encargo de pintar El Juicio Final, en el que se nos muestra la terribilitá miguelangelesca, sobre todo en la figura de Cristo, que levanta el brazo para descargar el peso de su justicia.
El juicio se presenta de forma comprensible: en el plano terrestre se combinan la resurrección de los muertos y el ascenso de los bienaventurados hacia el cielo, mientras los condenados pasan al infierno en la barca de Caronte. En el centro, la figura de Cristo levanta su brazo para descargar implacable el peso de la justicia.
Rafael Sanzio (1483-1520). Pese a su corta vida nos ha dejado una producción más abundante que Leonardo y Miguel Ángel gracias a la colaboración de numerosos discípulos.
Gran técnico de la pintura, su mérito principal, radica en haber sabido conciliar desde la delicadeza de Leonardo a la terribilitá de Miguel Ángel.
Su pintura tiende a la idealización pero destaca por su buen dibujo y colorido. Temas religiosos, retratos y grandes composiciones constituyen lo esencial de su obra.
Los
Desposorios de la Virgen,
La Virgen del jilguero.
Numerosas Madonnas crean el prototipo iconográfico de la “virgen con el niño” con su composición piramidal para agrupar a las figuras, que tendrá un amplio seguimiento en los siglos siguientes.
La
escuela veneciana
En Venecia,
en el siglo XVI, se realizó una pintura con personalidad propia,
fruto de una concepción de la luz y el color distinta y que vendría
dada por el propio clima de niebla y humedad, que ante la pupila del
pintor desdibuja los contornos y hace que se de más importancia a la
forma y al color.
Características
de esta escuela son:
– El
culto al color frente a la línea con el uso de tonos cálidos.
– Los
interiores son escenarios teatrales y muy decorados
– Paisajes
idílicos y llenos de luces.
– Los
temas van desde las grandes bacanales mitológicas hasta los temas
religiosos
Los
principales artistas de esta escuela son Tiziano,
Veronés y
Tintoretto.
● Tiziano.
Es el retratista de la escuela y el maestro de las formas blandas y
redondas, como se ve en su predilección por los desnudos femeninos e
infantiles: La Venus de Urbino, la
Adoración de Venus. En
La Bacanal (Museo del Prado), rinde
culto a la alegría de vivir veneciana. Obras suyas son también, los
retratos de de Carlos V
y el de su primera esposa Isabel de
Portugal.
● Veronés.
Es el pintor del lujo, de palacios de mármol, jardines, fuentes y
las glorias de Venecia. En los cuadros religiosos representa
episodios antiguos con personajes de la época, en un marco de
arquitectura clásica. Las Bodas de Caná
es un ejemplo de esto. Obras suyas son Venus
y Adonis
● Tintoretto.
Pone ya de manifiesto en sus composiciones manieristas la crisis de
los ideales renacentistas. Su pintura, se caracteriza por los fuertes
contrastes de luces y sombras, por los escorzos
y por la obtención de la profundidad, alternando zonas de diferente
intensidad lumínica.
Entre
sus obras, destacan El Lavatorio de
los Pies (Museo del Prado), las
pinturas de la iglesia veneciana de San
Rocco, especialmente su Nacimiento y
su Calvario.
Ejerció una notable influencia en El
Greco.
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