1) Comenta generalidades de la Política de Fusión y de Pactos.
Al finalizar la Guerra Grande en 1851 en nuestro país el 80% de la población permanecía en el analfabetismo. Por otra parte, en materia económica la ganadería estaba hundida, al igual que la industria saladeril. El Estado debe hacer frente a grandes deudas contraídas con Brasil, Francia, Inglaterra y con particulares producto de los desmedidos gastos en materia militar. El sentimiento nacional se había impuesto al partidario y se responsabiliza a los caudillos.
La consigna "ni vencidos ni vencedores" proclamada por la "paz del 51", obligaba a los orientales a buscar acuerdos entre los bandos enfrentados. La fusión de los partidos que todos veían como la única garantía de paz interna e internacional, fue la materialización de ese nacionalismo.
Uno de los problemas básicos en los años siguientes a la Guerra Grande fue gobernar y mantener en paz un país con un Estado que no tenía poder. Había que evitar las guerras civiles a toda costa para lograr la imprescindible recuperación ganadera e impedir la temida intervención de Brasil. Las distintas "soluciones" intentadas serán utilizadas por algunos historiadores para denominar los períodos subsiguientes: "Política de fusión y de pactos" (1852-1865), "Política de partidos o gobierno de Divisa" (1865-1872), "Política de coparticipación" (1872- 1875).
La fusión consideraba que los caudillos eran los culpables de todos los problemas del país y aseguraban que si se los mantenía al margen de la política y se olvidaban las divisas se terminaban las dificultades. Los presidentes del período fueron Giró, Pereira y Berro.
Por tanto la política de fusión nació en el elemento doctoral urbano, proponiendo eliminar las divisas. Frente a esta política que desplazaba a los caudillos de la participación en el Estado, adoptaron una política de pactos entre ellos, por lo que el caudillo Venancio Flores y Oribe intentarán también conseguir la paz, pero sin olvidar las divisas. La política de pactos nace por tanto, en la campaña y se enfrenta la política de fusión promovida por los doctores.
El primer presidente electo tras la Guerra Grande, fue como decíamos, Juan Francisco Giró, quien era un connotado hombre del Cerrito. En aras de cumplir con el espíritu de unión, incorporó al gabinete a dos prominentes figuras coloradas: César Díaz en el Ministerio de Guerra y Venancio Flores en la Jefatura Política de Montevideo. Pero el intento no prosperó. Algunas de sus medidas económicas lo malquistaron con el sector de ricos financistas colorados nucleados en el Partido Conservador, viejo grupo del sector liberal de la Defensa. El motivo que hizo estallar el conflicto fue la disposición de crear una Guardia Nacional en la que predominaban los blancos. El 2° batallón de Cazadores, alineado en la mencionada divisa, se sublevó en julio de 1853. De acuerdo a lo dispuesto por el Tratado de Alianza de 1851, Giró solicitó el apoyo del Brasil, pero no obtuvo respuesta. Falto de respaldo político, pocos meses después renunció, asilándose en la legación francesa.
Luego de la renuncia de Giró y pese al rechazo que sentía por los caudillos, el Partido Conservador tuvo que recurrir a uno de ellos en busca del apoyo de las armas y los hombres. Así, Venancio Flores asumió el control de la situación. Lejos de responder a las directivas del sector doctoral, empero, Flores prefirió una fórmula entre "pares" y propuso integrar un triunvirato con Rivera y Lavalleja. La muerte de los "compadres", sucedida poco después, frustró el intento, pero mostró a los "doctores" de uno y otro bando que la apuesta por los caudillos de su misma divisa no era de fiar. Recobró fuerza entonces la tendencia a recelar de ellos, ya anunciada en los días de Artigas. La pieza maestra de esta nueva percepción política que aglutinaba al sector culto y urbano de ambas divisas contra la "barbarie de la montonera", fue el Manifiesto de Andrés Lamas. Su opción partidaria, la "Unión Liberal".
La reacción de los caudillos se produjo en noviembre, cuando Venancio Flores y Manuel Oribe firmaron el Pacto de la Unión, la versión caudillista de la conciliación. "Unión", sin embargo y no "fusión", un matiz que dejaba en claro la impronta acuerdista _y por tanto más fácil de abandonar_ de la nueva estrategia. Dos semanas después, el Partido Conservador se sublevó, ocupando el Fuerte. Flores y Oribe apenas pudieron controlar la situación, que terminó con el exilio de los rebeldes en Buenos Aires.
Blancos y colorados y caudillos y doctores fueron, de ahí en más, dos binomios alternos, que cruzaron lealtades y abandonos durante el resto del siglo.
Entre 1860 y 1864 gobernó el presidente Bernardo P. Berro. No concebía a los partidos políticos con carácter permanente, atan al ciudadano a una personalidad y a un programa fijos. Fue enemigo de los bandos tradicionales y del caudillismo. Sostenía que los hombres se debían agrupar a medida que los problemas aparecieran, pero sin que la individualidad fuera absorbida por la organización partidaria. Era importante educar al ciudadano.
Su gobierno no fue un gobierno de partido, eligió a sus ministros de acuerdo con un criterio personal, sin sujetarse a banderías políticas, su afán era buscar los mejores hombres.
Enemigo de la guerra civil, buscó por todos los medios la pacificación. Ella era imposible si seguían los exiliados o los perseguidos, por lo que dictó una ley de amnistía y reconocimiento de derechos, con lo cual permitía que todos los emigrados retornaran y a los militares reincorporarles en sus puestos. Sin embargo las Cámaras no le votaron la ley como el quiso y los emigrados colorados se negaron a regresar, se quedaron junto al caudillo Venancio Flores, esperando el momento adecuado.
Uno de los mayores problemas internos era el descreimiento en cuanto al funcionamiento del sistema político. El fraude electoral era frecuente, había provocado que cada vez menos gente votara ( en 1860 de 1500 inscriptos para votar, sólo lo hicieron 662, siendo que la ciudad tenía 60mil habitantes).
El presidente Berro envió una circular, en 1860, a los jefes políticos prohibiéndoles intervenir en las elecciones y señalándoles que nadie en el gobierno podía tener una lista oficial de candidatos. El votante no podía ser presionado.
Promocionó la descentralización financiera, los departamentos tendrían sus propios recursos y los administrarían por su cuenta.
Separó las Comandancias Militares de las jefaturas de policía, para evitar la concentración de poder y de fuerza en manos de unos pocos ciudadanos o caudillos locales, quería fortalecer la libertad de los ciudadanos.
Procuró “Nacionalizar” nuestros destinos, practicando una política de estricta neutralidad frente a los problemas de nuestros vecinos. Con ello procuraba en lo interno fortalecer las fuerzas de la orientalidad.
El gobierno adoptó varias medidas tendientes a nacionalizar la frontera e imponer el respeto de la ley oriental a los hacendados riograndenses (muchos de ellos propietarios de tierras en nuestro suelo). En 1862 presentó un proyecto de colonizar la frontera estableciendo villas y chacras allí, lamentablemente sólo pudo fundarse un poblado: Villa Cevallos en mayo de 1862 (Rivera).
Luchó contra la esclavitud velada que existía en el país, haciendo respetar en todo el país la ley de abolición de la esclavitud y rechazando los contratos de trabajo que excedieran los 6 años, además todo peón que llegaba al país debía presentarse ante los jefes políticos con su “Carta de Libertad” y ser instruidos acerca de la ley en el país.
Decidió no renovar el tratado de comercio y navegación con el Brasil.
Elevó los impuestos que pagaban tierras y ganado como forma de lograr más recursos para el Estado.
En 1863, el General Flores invadió el Uruguay con el apoyo del presidente argentino Bartolomé Mitre y la colaboración final del Imperio del Brasil. Bernardo P. Berro buscó apoyo en el Paraguay para restablecer así decía, el equilibrio en el Río de la Plata.
El 9 de marzo de 1864, habiendo culminado el mandato de Berro, se hizo cargo del Poder Ejecutivo el presidente del Senado don Atanasio C. Aguirre, quien entregará el poder al caudillo Venancio Flores. A partir de entonces del inicia el periodo que los historiadores denominan Gobierno de Divisa o de Partido hasta 1872.
2) ¿Qué fue la Revolución Lanar?
La denominada revolución lanar es el aumento tan vertiginoso en pocos años y que transformó notablemente la campaña, provocando cambios en todos los niveles: económico, social, tecnológico y político.
Estadísticamente podemos decir que en 1852 había en el país 800.000 ovinos, pero que en 1868 esa cifra había aumentado a 17.000.000 de ovinos.
¿Cómo es que se produjo este incremento?, pues se debió a: la demanda de lanas de los mercados europeos, principalmente a Inglaterra, Francia y Bélgica, la dedicación de los extranjeros a la oveja: ganado de mejor resistencia a las inclemencias del tiempo, y al descenso del precio del ganado vacuno.
Se considera a este fenómeno como una revolución por los importantes cambios que produjo para el país tradicionalmente caudillesco, comercial y vacuno o pastoril. La fisonomía de la campaña cambió con la cría del lanar, teniendo consecuencias que van más allá del campo económico, sino también al social e incluso político. Veamos algunas de las consecuencias: Se produjo la cría conjunta. Cambió la estructura social de la campaña, pues surgió el estanciero-empresario y fortaleció la clase media rural. También ofreció al inmigrante la posibilidad de ascenso social, cambiando la mentalidad del productor y alejando a las peonadas de las revoluciones. Capitalizó a la campaña haciendo más enemigos a los empresarios de las revoluciones que se pudieran formar. En el campo económico la lana diversificó la producción, es decir, tradicionalmente exportábamos cuero a Inglaterra y tasajo a Cuba y Brasil pero ahora exportábamos lana a Francia, Bélgica e Inglaterra. De esta forma nuestra economía creció hacia fuera, lo que en cierta forma aumentó nuestra dependencia de los mercados.
No obstante ello, la revolución lanar es un importante antecedente en la modernización del Uruguay pues contribuyo a iniciar la modernización de la campaña.
3) Comenta generalidades de la Guerra del Paraguay.
La Guerra del Paraguay ocurrida entre 1865 y 1870, ha sido uno de los más trágicos y dolorosos acontecimientos de la América Meridional, durante el siglo XIX.
Llamada de la "Triple Alianza", fue un terrible enfrentamiento bélico donde la República Argentina, su Majestad el Emperador del Brasil y la República Oriental del Uruguay, se unieron en alianza ofensiva y defensiva en la guerra promovida por el gobierno paraguayo de Francisco Solano López, presidente de dicho país.
Las raíces del conflicto están en la formación y el mantenimiento de las nacionalidades del Río de la Plata, integrantes del ex-virreinato y de las relaciones de los diferentes partidos o bandos políticos de la región que no dudaban en prestarse apoyo por encima de las nacionalidades. Además, el Paraguay era uno de los estados más civilizados e industrializados, considerado por Inglaterra como un mal ejemplo a seguir por los demás estados americanos. Por tanto, la primera potencia europea alentaba el enfrentamiento.
Así, el enfrentamiento político y militar entre los dos partidos de la República Oriental del Uruguay, "Blancos" y "Colorados", a partir de la invasión del General Venancio Flores, en el año 1863, para derrocar al gobierno "blanco" del presidente D. Bernardo Berro, contó el apoyo de Bartolomé Mitre de Argentina y del Imperio del Brasil, a quien el gobierno uruguayo de Berro había lesionado sus intereses.
Por tanto, si bien Flores triunfará en su revolución contra Berro, quedará en deuda personal con sus aliados.
Ya el gobierno de Berro había advertido al Paraguay de los planes agresivos que se preparaban por parte de Brasil con su territorio, pero el gobernante Solano López no se decidió por la alianza con el Uruguay.
No obstante, cuando el Paraguay es informado por Uruguay, se decidió a actuar y determinó el reclamo imperioso de Francisco Solano López, a los gobiernos de Brasil y de la Argentina.
El Estado de guerra es declarado por el Paraguay al Brasil, tras la captura de un buque brasileño por el gobierno de Asunción y la invasión y ocupación paraguaya a territorio en litigio entre ambos países (Mato Groso).
La intervención argentina se debió a su negativa del gobierno a acceder a lo solicitado por el Presidente López para transitar territorio argentino y atacar al Brasil; basada en una estricta neutralidad, ya manifestada anteriormente y asumida ante los gobiernos del Uruguay y de su Majestad el Emperador del Brasil. Neutralidad que en realidad no respeto permitiendo pasar a los ejércitos brasileños para que atacaran al Paraguay, lo que provocó la declaración de guerra del Paraguay a la Argentina
Así comenzaba la Guerra del Paraguay o de la Triple Alianza como sería conocida.
Las consecuencias de esta guerra por demás injusta fueron: pérdidas de territorios del Paraguay que pasan a Argentina y al Brasil. Fue una gran matanza cercana a la condición del genocidio en el caso del pueblo paraguayo. El Brasil sufrió 168.000 bajas y un gasto de 56.000.000 de libras esterlinas. La Argentina tuvo 25.000 muertos y un gasto de 9 millones de libras esterlinas. El Uruguay padeció de 3.000 mil muertos y experimentó una deuda de 248.000 libras esterlinas. Pero Paraguay fue la gran víctima. Del poderoso ejército paraguayo de 100.000 soldados, en los últimos días sólo quedaban cuatrocientos. Las consecuencias de mortandad indirecta debidas a esta guerra afectaron también a la población civil de gran parte de Argentina y Uruguay. La otra consecuencia, que no pudo evitar Paraguay, es que al año del fin del conflicto, cayó sobre el país su primer empréstito, con Bancos británicos,
4) Comenta generalidades de la 1º Modernización en el Uruguay.
La Modernización fue el proceso por el cual los países adquieren tecnología, formas de producción y de intercambio más avanzadas, junto con un desarrollo paralelo de la sociedad –urbanización, ampliación de las clases medias, consumo-. Básicamente se dio en toda Latinoamérica y demás países de la periferia del capitalismo de la 2º Revolución Industrial. Por tanto y dependiendo de los países al que hagamos referencia, se sitúa aproximadamente entre 1870 y 1900.
En el mundo se estaba dando una nueva forma de dominio además del Imperialismo propiamente dicho que se dio en Asia, África y Oceanía: era llamado neocolonialismo. Por tanto, el neocolonialismo fue particular de América Latina, y fue una forma de dominio generalmente económico, que ejercieron los países desarrollados sobre los de menor grado de desarrollo económico. A partir de entonces esas economías neocolonizadas tuvieron un crecimiento inducido, es decir, una expansión económica provocada desde afuera.
Si queríamos incorporar nuestra economía a la economía mundial, debíamos realizar reformas, adoptar y adaptar tecnologías para integrarnos a ese circuito mundial o sufriríamos las consecuencias de la pérdida de mercados, conflictos sociales, etc. Debíamos entonces, modernizarnos.
Los mercados que debíamos conquistar y ahora podíamos hacerlos eran los europeos, pero estos eran bastante exigentes en la extracción y calidad de las materias primas. Por lo general nuestras economías estaban atrasadas, políticamente la democracia aún no existía, eran comunes las revoluciones, la violencia, la inseguridad, el desorden financiero, la escasez en la producción etc.
En el caso uruguayo, éramos un ejemplo más: el establecimiento formal de nuestro estado data de 1828-30 con la instalación de un gobierno provisorio primero y la puesta en marcha de la Constitución que le dio forma definitiva dos años más tarde.
Pero no fue sino hasta el último cuarto del siglo XIX que el Estado pudo consolidarse efectivamente como cuerpo institucional capaz de imponer su autoridad en todo el territorio nacional en base a un cierto monopolio de la violencia física.
Mientras tanto el estado fue débil política y financieramente.
Si bien podríamos situar el periodo de la primera modernización entre 1875 y 1903, coincidente con el militarismo (1875-1886) y el civilismo (1886-1903), ya anteriormente se había iniciado la modernización de la campaña con la Revolución Lanar y la Industria Liebig de extracto de carne en Fray Bentos, e incluso la la primeras líneas de ferrocarril en tiempos de la segunda presidencia de Venancio Flores.
No obstante, los cambios más importantes se dan entre 1870 aproximadamente y 1903, con la salvedad de la importante crisis económico-financiera de 1890 que provocó quiebre de bancos y desocupación.
Entre los cambios generales que se realizaron en el período de la Modernización fueron:
Formación de la ARU Asociación Rural del Uruguay en 1871 que luchó por la defensa de la propiedad, crecimiento económico y seguridad en la campaña, transformándose en un grupo de presión al gobierno.
Los principales cambios fueron impulsados durante el gobierno de Lorenzo Latorre: se logró orden en la campaña, se crea el Código Rural, mayor severidad para reprimir el abigeato, obligación de dejar abiertas las sendas de paso, imposición de la medianería forzosa (medida última muy resistida por la ARU), el cercamiento de los campos (entre 1877 y 1882 se alambró el 64% de las estancias del país)
También se establece el sistema de marcas y señales por decreto del 21 de abril de 1877.
Otros avances fueron el proteccionismo industrial, pues el liberalismo político se eclipsó con los gobiernos autoritarios. Este proteccionismo se entendió en un doble aspecto: liberación de derechos de importación (por ejemplo: Alambre, arados, máquinas, hojalata, estaño, salitres y demás materias primas) y recargos a la introducción de productos competitivos en un 20%:.
También se crearon servicios públicos y hubieron inversiones extranjeras: con la incorporación de invenciones y técnicas de la Revolución Industrial Europea. Por ejemplo: el alumbrado a gas llegó en 1853, el telégrafo eléctrico unió a Buenos Aires con Montevideo en 1866, se construyen las líneas de ferrocarril (el primero de un corto recorrido: Bella Vista- Las Piedras 1869), se inician el servicio de aguas corrientes para Montevideo, bombeadas por 1º vez desde el río Santa Lucía 1871, el teléfono conocido en 1878, llega al Uruguaya en 1882, la iluminación eléctrica: iniciada oficialmente en 1887 con su primer ensayo en las plazas de Montevideo.
Es característico también de esta época la Reforma Escolar de José P. Varela donde: son reformados los programas, los métodos, mobiliario, materiales de enseñanza y preparación de los maestros, se utiliza el método de observar y describir, se forman las escuelas mixtas y la creación de bibliotecas populares.
La enseñanza industrial tampoco fue descuidada: en 1879 se funda la Escuela de Artes y Oficios Talleres de herrería, carpintería, zapatería, platería, tipografía, esculturas, encuadernación, música, dibujo, también clases de instrucción primaria, crean la cañonera “Gral. Rivera”. A pesar de ello genero un prejuicio contra el trabajo manual, pues era considerada como centro de corrección.
En esta Modernización también se acentúa el proceso de secularización de la Iglesia y el Estado: se busca separa la enseñanza religiosa y lograr el principio vareliano de la laicidad pero no lo consiguen. Si ocurre la secularización de los cementerios, del registro de nacimientos, matrimonios y defunciones. Por la Ley de Registro de Estado Civil del 15 de febrero de 1879 se establece que sean llevados por los Jueces de Paz. En 1885 se establece que el matrimonio civil debe ser previo al religioso. 1885 También en ese año se establece la Ley de Conventos que busca reducir la cantidad de los mismos.
5) Desarrolla las ideas principales del Batllismo y su modernización del estado uruguayo.
En la historia del Uruguay en el siglo XX se distinguen cuatro etapas:
•la consolidación de la democracia política, la reforma social y la prosperidad económica (1903-1930);
•la crisis económica y política y la restauración democrática (1930- 1958);
•el estancamiento económico, la atomización de los partidos políticos tradicionales, el crecimiento de la izquierda, y la dictadura militar (1959-1985);
•y por fin la restauración democrática y la entrada del Uruguay al Mercosur (1985-).
La primera etapa es fundacional y parece clave para explicar algunas de las características y la mentalidad dominantes en el país hasta muy avanzado el siglo.
La figura de José Batlle y Ordóñez (1856-1929) domina políticamente este período.
Presidente en dos oportunidades (1903-1907), (1911-1915), signó con sus ideas y a la vez expresó la sociedad de clases medias que estaba naciendo al amparo de la prosperidad económica y la facilidad del ascenso social.
La economía vio aparecer nuevas formas industriales que valorizaron plenamente la producción de carnes al refrigerarlas y venderlas a Europa (el primer frigorífico es de 1905), lo que tuvo consecuencias políticas pues alejó definitivamente el fantasma de las viejas guerras civiles entre blancos y colorados ya que los estancieros se oponían ahora a ellas por destructoras de bienes con valor de mercado.
La intervención estatal comenzó. La gestión financiera del Estado (Banco de la República, 1896 y Banco Hipotecario, 1912), comercial (Banco de Seguros, 1911), e industrial (energía eléctrica y teléfonos, 1912, combustibles y petróleo, 1931), se constituyó en un elemento definitorio de la relación entre sociedad civil y Estado en todo el siglo XX.
La democracia política, obra, en la que sobresalió más la oposición política que el partido colorado en el gobierno, se afianzó con el logro del voto secreto y la representación proporcional establecidos en la Constitución de 1917, la pureza electoral garantizada por las leyes de 1924, y una atmósfera de tolerancia fundada en parte en la imposibilidad tanto de las personalidades políticas como de los partidos en que se dividía la opinión, de hegemonizar a la opinión pública. En este aspecto, y resultando de un acuerdo político, la reforma constitucional de 1917 creó un sistema político en la Historia del Mundo, el sistema colegiado: que establecía un poder ejecutivo bicéfalo, es decir, con dos cabezas: un presidente que debía mantener el orden interno y la defensa externa, que nombraba al Ministro del Interior, de Relaciones Exteriores y de Guerra, más un Consejo Nacional de Administración integrado por nueve miembros (2/3 del partido ganador y el tercio restante del partido que le siguiera) encargado de la Administración y del que dependían los ministerios de Instrucción Pública, Obras Públicas, Trabajo, Industria, Hacienda, Asistencia e Higiene.
En lo social, el Uruguay vivió una época de legislación del trabajo, protectora de los obreros y otros sectores populares (la ley de 8 horas fue aprobada en 1915) y de garantías para el retiro de los trabajadores establecidas por diferentes leyes que fundaron Cajas de Jubilaciones para casi todos los oficios en los años 20.
Demográficamente el país, que contaba con 1.042.000 habitantes según el Censo realizado en 1908, apenas duplicó su población en 1930, estimada en 1.900.000. El descenso de la tasa de mortalidad fue muy significativo y se debió sobre todo al avance del nivel de vida de la población y a las medidas higiénicas que el gobierno adoptó. El descenso relevante de la tasa de natalidad convirtió al Uruguay, probablemente en el primer país de América Latina que obviamente controlaba sus nacimientos.
La difusión de la cultura (la tasa de analfabetismo también descendió y se expandió la Enseñanza Secundaria en el interior del país), la fácil recepción de los modelos demográficos europeos por una población de origen inmigratorios, la mentalidad prudente de las dominantes clases medias, todo ello explica que en 1930 el Uruguay tuviera de sí mismo la imagen de un país moderno, europeizado y escasamente latinoamericano. Un dato más contribuía a acentuar esta imagen: la cultura y la enseñanza se habían secularizado y la influencia de la Iglesia Católica era escasa al grado de que sin mayores repercusiones sociales, ni políticas el Estado y la Iglesia se separaron por la Constitución de 1917.
La ley de divorcio por causal, la primera aprobada, fue en 1907 y la mujer obtuvo en 1913 la ley de divorcio "por su sola voluntad". En 1932 logró el derecho al sufragio.
La crisis económica mundial iniciada en 1929 en Estados Unidos, repercutió en el Uruguay a partir de 1930-31. El descenso del precio de las materias primas y alimentos que el Uruguay exportaba, y las restricciones del comercio internacional, generaron aumento de la desocupación y caída del ingreso.
La lucha por la distribución del mismo se acentuó entre los grupos sociales y el reformismo social batllista fue enjuiciado duramente por ineficaz y populista por las gremiales de estancieros y comerciantes que criticaban el peso impositivo de un Estado que no controlaban.
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